viernes, 4 de noviembre de 2011

Capitulo 95






Hola chicas hoy les traigo un pequeño maraton y para este cap una hermosa cancion del español David Bisbal "ESTA AUSENCIA" disfruntelo




 
Dos semanas después

Todo volvía a la normalidad pasaba días con mis amigos ya que en unos días mas se irían a la universidad, todo estaba bien cuando estaba con ellos, sonreía y me divertía, por un momento me olvidaba de Joe, pero empezaban los problemas cuando estaba sola en casa, los recuerdos atiborraban mi mente volvían con más fuerza y perforaban mi mente y mi corazón como un cuchillo ardiente, las lagrimas y el dolor en mi pecho volvían cada que eso pasaba, su ausencia pesaba mucho más en la noche, no podía dormir recordándolo una y otra vez, lo había llamado a diario rogándole, suplicándole que regresara, que lo necesitaba, pasaba días en los que no quería ver a nadie, lo único que quería era estar sola en mi habitación, solo algunas veces me reunía a cenar con Liz y papá, cuando tenia hambre aunque casi olvidaba lo que esa palabra significaba.

Una tarde me arme de valor y Salí de casa en mi antiguo auto y puse en marcha el motor, Salí del garaje sin rumbo, de pronto se me ocurrió la idea de que Joe podría estar en su trabajo ¡qué tonta! ¿Cómo no se me ocurrió antes? Conduje hasta el antiguo trabajo de Joe, llegue al pintoresco bar y estacione el auto justo afuera. Entre y lucia exactamente igual a la última vez que lo había visitado, al parecer nada a mi alrededor había cambiado, nada excepto mi vida, me senté en la barra

Yo: hola Sam
Sam: hola señorita, ¿Qué va a tomar?
Yo: Sam, por favor no me digas que no me reconoces
Sam: sinceramente no –bromeo-. Y menos cuando llegas en un auto como ese
Yo: vamos Sam, no digas eso sigo siendo la misma –claro sin contar que había perdido varios kilos ya que mi ropa me quedaba bastante holgada
Sam: cierto Mía y que aires te traen por acá
Yo: quise venir a saludarte y… -me quede en silencio
Sam: quieres preguntarme si he visto a Joe ¿cierto? –asentí-. Pues no el no volvió bueno vino hace como 3 semanas mas o menos, nos contó lo que te había pasado, dijo que se iria a trabajar a otro estado donde ganaría mas, se tomo un par de tragos y se fue, desde entonces no lo he vuelto a ver, nos hace mucha falta, era la alegría de este lugar, sin el todo es oscuro.

Si para el la ausencia de Joe era una oscuridad, para mi era como estar muerta en vida, en ese momento el aire que entraba por mis pulmones me cortaba como navajas, después de tranquilizarme, obligarme a no llorar, cuando el dolor de mis pulmones disminuyo, tome el aire suficiente y trague saliva para poder hablar, aunque seria muy difícil por el enorme nudo que tenia en mi garganta.

Yo: te dijo a donde iba
Sam: no, el no se veía bien ¿sabes? En el tiempo que lo conocí jamás lo había visto tan mal, se veía como si toda su alegría se hubiera esfumado de su vida repentinamente, como si todo su mundo se hubiera derrumbado, le pregunte si algo le pasaba y me dijo que todo estaba bien, aunque no sonó muy convincente… tu tampoco estas bien ¿cierto?
Yo: no,  -respondí resoplando-. Se marcho sin despedirse, no dejo ni siquiera una nota, no me ha llamado o mandado mensajes, lo único que quiero es una explicación y creí que tal vez aquí lo encontraría, pero creo que me equivoque
Sam: Mía, de verdad me gustaría mucho poder ayudarte pero es todo lo que se
Yo: gracias Sam –me pare de la barra y camine hacia la puerta
Sam: Mía… -me gire para verlo cuando me llamo-. Me alegro que estés bien
Yo: gracias

Salí del bar y volví a mi auto, después de pasar varios minutos asimilando mi nueva realidad, decidí ir a mi antiguo trabajo, al verme los chicos salieron de inmediato a saludarme dejando sus obligaciones

Jaslene: Mía ¿Qué haces aquí?
Alex: Mía ¿Cómo estás?
Yo: estoy bien chicos gracias –esboce una sonrisa
Alex: si estas más que bien, mírate nada mas el coche que tienes, andas a pie
Jaslene: no la molestes Alex –lo reto-  Mía me alegro que por fin te hayas decidido a salir, no es bueno que estés la mayor parte del día encerrada
Yo: lose, es por eso que vine a verlos
Alex: mira nada mas tiene estéreo con entrada USB ¡que genial!
Yo: te gusta
Alex: si, esta súper chido, prométeme que un día me dejaras conducirlo
Yo: claro que si, cuando quieras
Alex: si, solo espero que Joe no se ponga celoso –me miro pícaramente, pero lo único que pude hacer fue bajar la mirada y contener las lagrimas- ¿dije algo malo?
Jaslene: será mejor que entres a atender a la gente antes de que tu jefe nos regañe a los dos –se metió al restaurant renegando- Mía… lo siento el no sabia nada de lo que paso con…
Yo: descuida Jas, me tengo que ir solo pase a saludarlos, te veo luego –me despedí y volví al auto

Recorrí mi antiguo barrio cuanto lo echaba de menos, como extrañaba mi vida, inconscientemente llegue al edificio donde estaba mi departamento, mire hacia el cuarto piso y ahí estaba ese balcón en el que Joe y yo pasamos incontables noches mirando el cielo, la luna y las estrellas, ese era el balcón en el que muchas veces empezamos el juego de seducción que siempre finalizaba en la habitación. Tome mi bolso y busque las llaves para poder entrar a dicho inmueble, subí los 125 escalones hasta llegar a la puerta de mi ex hogar, en cuanto estuve frente a la puerta mis ojos se llenaron de lagrimas y mi pecho comenzó a arder de nuevo, con mi mano temblorosa lleve la llave al cerrojo y gire hasta que logre abrir la puerta. Después de haber ido al bar me di cuenta que seria prácticamente imposible que Joe estuviera ahí dentro, abrí lentamente la puerta y entre a la estancia con un paso débil.

Todo estaba exactamente igual como yo lo recordaba lo habíamos dejado, los cuadros, los floreros, los cojines de los sillones, el control del Tv. era como si el tiempo no hubiera pasado a excepción de que todo estaba un poco aterrado, las lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas sin poder evitarlo, ahora ese pequeño departamento no era absolutamente nada de lo que fue hasta hace un par de semanas antes, hoy se veía sombrío como si también se le hubiera ido la vida en cuanto Joe y yo salimos de ahí, en ese lugar era mucho mas deprimente pasar el tiempo, que en casa de Liz y papá, ahí todo los recuerdos que llegaban a mi mente, todos sin excepción eran felices y esa era una felicidad que jamás volvería a mi, una felicidad que solo me había durado unos meses y se había escapado de mis manos.
Fui hasta la habitación y lo único que quedaban eran los muebles, la cama continuaba tendida y sobre ella estaba una prenda que reconocí al instante, era una camiseta de Joe, me acerque a la cama y tome la prenda en mis manos, mi instinto fue olerla y todavía tenia el aroma de su delicioso perfume, olía a Joe era como si la acabara de dejar ahí, mi cabeza dio vueltas y me tumbe en la cama sosteniendo la playera de Joe en mis manos

Yo: Joe…Joe… ¿Por qué te fuiste sin mi? ¿Por qué me dejaste sola? Te extraño tanto

Mi pecho dolía como si estuvieran clavando mil alfileres al mismo tiempo, mis mejillas estaban bañadas en lagrimas, mi corazón estaba siendo aplastado por diez mil toneladas de acero, creí que yendo a ese lugar aclararía mis pensamientos, pero lo único que había logrado era empeorarlo todo en cuanto cruce la puerta, el dolor había regresado y con más intensidad que antes, ahora no solo me dolía el pecho y el corazón, sino hasta la última medula de mi ser

Yo: Joe… Joe… te amo… te extraño… te necesito, me haces mucha falta… por favor regresa   

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